Próximamente nos vamos a reunir antiguos compañeros del
colegio, los cuales, la mayoría, no nos veíamos desde hace más de treinta años.
El primer contacto ha sido sorprendente, como si no hubieran pasado los años,
las charlas son distendidas desenfadadas, parece como si se hubiera parado el
tiempo.
Y yo me pregunto ¿somos los mismos?¿como serán nuestras
relaciones en el futuro? Es casi seguro que muy pocas de las moléculas que
componen nuestro organismo estaban presentes en aquella época, molecularmente
somos otra persona. ¿Qué nos impulsa a volver a nuestros orígenes? ¿Cómo le
surgió la necesidad a la primera (porque fue mujer) de buscar a personas que no
veía desde hace tanto tiempo?
Muchas de estas preguntas no tienen respuesta o son de difícil
explicación. Nuestros átomos han cambiado, nuestra pensamiento ha cambiado, bien por la experiencia que vamos acumulando
con los años y bien por las responsabilidades adquiridas o por otros motivos.
Yo ahora no haría cosas que hice en mi juventud, aunque no me arrepiento, ni
votaría a los mismos partidos que votaba en aquella época. Pero algo continúa invariable
dentro de nosotros que nos hace seguir una misma línea vital, que nos hace
seguir siendo nosotros.
Es evidente que nuestro paso por el colegio nos dejó una
serie de vivencias (llenas de afecto) que han permanecido durmiendo dentro de
nosotros esperando ser despertadas.
Ha sido un fuego nunca extinguido que a alguien se le avivó
y le impulsó a iniciar la búsqueda de “sus antepasados”. Y el resto con el rescoldo medio apagado, acudió
a la llamada como si ese lapso de tiempo nunca hubiera existido.
¿Por qué surgió esta necesidad ahora y no hace 10 años por
ejemplo? Creo que por la edad, doblar la esquina de los 50 años nos hace mirar
a los 60, edad que asociamos a jubilación e inicio de vejez. Se abre un vacío
en nuestro interior. Puede que alguien lo considere un estupidez, y estaría de
acuerdo con el. Pero esta edad es una edad de crisis, de cambio. Tenemos la
necesidad interna de volver a nuestros orígenes, vivimos felices la mayoría,
supongo, pero encerrados en un circulo a modo de jaula que forma nuestra
familia y nuestros amigos. Otros tendrán la jaula construida con otros mimbres
pero jaula al fín y al cabo. Esto no es malo en sí mismo, es bueno y no lo
critico, pero todos hemos corrido solícitos a la llamada, salvo contadas
excepciones, a la llamada que ha vuelto a encender la ilusión en nosotros, la ilusión
de volver a nuestra juventud, porque eso es lo que estamos viviendo, la vuelta
a nuestra juventud. ¿Cuánto durará esta ilusión? Dure lo que dure, lo cierto es que ha sido un
gran sueño del que espero tardar en despertar.