Hay pequeños detalles, hechos o circunstancias que nos pasan desapercibidos porque los vemos o hacemos de manera automática sin percibir su importancia. Ya en otro artículo previo traté el tema y nuevamente me ha venido a la memoria cuando he visto la siguiente noticia en el suplemento de The New York Times en El País: El derecho de la mujer india a orinar....gratis y lógicamente atrajo de inmediato mi atención. El orinar es un hecho que en los países civilizados es automático, tenemos ganas y orinamos, siempre tendremos a mano, al menos, algún bar. Solo en determinadas circunstancias puede alterarnos un poco el ánimo, cuando estamos viendo la ópera, una película o simplemente estamos en una reunión. En los varones es otro tema, cuando la próstata ataca, empezamos a añorar el buen chorro de nuestra juventud. salvo estas circunstancias, durante el resto del tiempo es una actividad a la que damos poca importancia. Si recuerdan lo del huracán Katrina en Nueva Orleans, mucha gente se refugió en un pabellón cubierto para huir de las crecidas aguas que inundaban todo, 15, 20 o 30.000 personas, no recuerdo con exactitud cuantas pero muchas, pues bien uno de los problemas graves que tuvieron según pasaba el tiempo, fue el de donde hacer las necesidades fisiológicas y soportarlas, ¿se imaginan esta cantidad de gente evacuando con solo unos pocos retretes?
Volviendo al tema inicial, la noticia describe los problemas de las mujeres en Bombay para hacer sus necesidades fisiológicas. Bombay es una ciudad de 20 millones de habitantes, donde coexisten el primer mundo y el inframundo, la mayoría de las casa, según la noticia, no disponen de aseos y los pocos que hay públicos se distribuyen así, 5993 aseos para hombres y 3536 para mujeres, los de los hombres son gratis y los de las señoras de pago por la corrupción. Pero es que en Nueva Dheli la proporción es áun peor, son 1534 para varones y 132 para mujeres. En algunos suburbios de Bombay solo hay una letrina por cada 300 habitantes. Esto implica según la noticia que las mujeres deben adaptar su forma de vida a esta circunstancia, beber poca agua con 40 grados para orinar menos, ir a primera hora para evitar colas y miradas lasciva, dice la noticia. Estos hechos adversos hace que el número de infecciones urinarias sea elevado y tener una infección urinaria en estas circunstancias no es nada baladí. Ante estas penurias muchas optan por evacuar donde pueden, pero esto tiene el inconveniente de poder ser asaltadas por algún varón fogoso al acecho, fogosos por llamarlo de alguna manera porque son simples violadores. Como solución organizan grupos de mujeres que va a orinar juntas. ¿Cómo se les ha quedado el cuerpo después de leer esto? a mí se me quedó fatal.
Vivimos en una burbuja en los paises del primer mundo ajenos a lo que nos rodea, ni se nos podía pasar por la imaginación que pudiera suceder cosas así. Cómo una necesidad fisiológica que nosotros hacemos de manera tan fácil, puede ser un eje de la vida diaria. Y lo que es más sangrante, siempre los más débiles se llevan la peor parte, en este caso las mujeres, con una doble condición de mujer y pobre, cuya vida en estos países no vale nada. Lo bueno de la noticia es que ya hay conciencia del problema y un grupo de activistas están recogiendo firmas para pedir que el gobierno local deje de cobrar a las mujeres por este menester, construya más aseos, los mantenga limpios y contrate encargadas, casi nada. Desde ahora les recomiendo que valoren todos los pequeños detalles de la vida diaria, no sea que tal y como se está poniendo el patio algún día nos falten.
"Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas"
Mario Benedetti