jueves, 2 de mayo de 2013

Olvido

   Hay palabras que parecen inocuas, pero que son verdaderamente dañinas según las circunstancias en las que se dicen, pues las palabras en sí mismo no lo son, una espada inmóvil no es dañina pero volando por el aire y clavándose certera puede ser mortal. Lo mismo sucede con las palabras, que pueden ser usadas como bálsamo o como dagas. Se me ha ocurrido hablar de la palabra olvido. Es graciosa, en algunos bares era costumbre tener azulejos con sentencias y una de ella decía: " Bebe para olvidar, pero no te olvides de pagar". Es una palabra muy conocida y utilizada por los románticos y a fuerza de oírla la hemos ido cogiendo cariño. Palabra común en boca de los poetas, a los que tanto inspiró.  Decía Mario Benedetti :
 "El olvido está tan lleno de memoria            
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda,
en el fondo el olvido es un gran simulacro
nadie sabe ni puede/ aunque quiera/ olvidar
un gran simulacro repleto de fantasmas
esos romeros que peregrinaran por el olvido
como si fuese El Camino de Santiago"
         ¿Qué es el olvido? según la RAE, cesación de la memoria que se tenía, descuido de algo que se debía tener presente o cesación del afecto que se tenía. Tres definiciones para una palabra que según el contexto puede ser medicina o veneno. Son de este tipo de palabras que cuando la oyes o te la dicen pasa inadvertida, para luego, ya dentro de uno pueden tener un efecto devastador.
Los políticos actuales olvidan con frecuencia a los que les han elegido, los tratan sin ninguna consideración, cesan su afecto hacia los gobernados, no cesan la memoria ni descuidan de algo que debían tener presente, pues reconocen abiertamente que las medidas que nos imponen van a producir dolor y lo saben, simplemente dejan de querernos. Todos seremos presa del olvido tarde o temprano, cuando abandonemos este mundo, en unos meses seremos olvidados por la mayoría, pasaremos a ser parte del del pasado lejano, solo para los familiares más allegados permaneceremos en la memoria, pero el olvido estará acechando y una generación nos habrá engullido. 
      Los olvidos pueden ser el primer síntoma de una terrible enfermedad.Olvidos son lo que padecen los seres humanos afectos de demencia. Primero es un olvido inocente, luego otro y otro hasta que sus mentes quedan borradas, siendo reducidas a una vida de autómata, les cesa la memoria de una manera literal, pero no pierden el cariño y el amor que debe guardarse en sitios recónditos e inexpugnables del cerebro. 
           Cuando uno abandona su ciudad para ganarse la vida en otros pagos, no la olvida, siempre la tiene en la memoria, siempre presente, y el afecto o amor continua si cabe más acentuado por la lejanía. Hace unos días estuve en Madrid, mi ciudad natal, paseé por sus calles y visité sus museos, mejor dicho, visité un museo, no tuve tiempo para más, porque ahora para mí es una ciudad de paso. Pude comprobar que no la había olvidado, que seguía ahí, acogedora, bulliciosa, viva. A los madrileños nos pasa una cosa, o nos pasaba, que con tener muchas cosas a mano, siempre lo vamos dejando para otro día, que finalmente puede que no llegue. Desde que vivo fuera de mi ciudad, la disfruto más, paseo por ella con ojos curiosos, descubriendo cada vez cosas nuevas que antes me pasaban inadvertidas. No me siento extraño, pero ahora ando por sus calles mirando hacia arriba, viendos sus casas y no sus aceras, porque la diferencia entre los lugareños y los foráneos es que los primeros andan con la cabeza hacia abajo y los segundos con ella hacia arriba. Al pasar por debajo del puente Segovia uno no deja de sobrecogerse al mirar hacia arriba y recordar la cantidad de seres humanos desesperados que se han arrojado desde él, tantas que hubo que poner una valla de cristal para disuadir a los infelices, que seguro han completado sus deseos por otros medios. Es posible que estos suicidas trataran del olvidar algo en esta vida, trataban de huir de una vida que se les hacía insoportable, de una vida implacable con el débil.
        Olvido es también nombre de mujer, ¡Qué nombre tan sugerente! parece que es un nombre cristiano que hace referencia al olvido de las penas y los sufrimientos. Olvidar lo malo y quedarse con lo bueno y ¿qué sucede si una mujer, se llame Olvido o no, te dice "tengo que olvidarte"? pues que bajo una palabra aparentemente inocua puede transmitir que te quiere borrar de su memoria o que su afecto o amor ha terminado. Dicha en frío pasa inadvertida, casi es como un trago dulce, para luego ya dentro transformarse en veneno.
     Es bueno olvidar, como el nombre de Olvido significa olvidar las penas y los sufrimientos, pero no es bueno borrar de nuestra memoria todo lo vivido, disfrutado o sufrido, es parte de nosotros y de nuestras vivencias.
      Que bueno sería poder olvidar lo que no nos interesa y dejarse llevar así sin más, pero me temo que el olvido es juguetón y tiene vida propia, y nos hará olvidar lo que le apetezca no lo que queramos.





"Nada graba tan fijamente alguna cosa a nuestra memoria como el deseo de olvidarla"

Aristóteles