domingo, 9 de febrero de 2014

Cuando el fracaso es un éxito

      Suelo despertarme temprano y lo primero que hago es poner la radio. Busco la rueda de la pequeña radio de forma automática para girarla con cuidado. Me gusta dormitar escuchándola esperando la hora de levantarme, sobre todos los fines de semana. Siempre oigo cosas que me parecen interesantes y como mi memoria a estas horas flaquea, procuro apuntarlas en el programa de notas del "samartphone", ¡gran invento diabólico y gran esclavista!. Con los ojos medio cerrados y sin las gafas apenas atino con las teclas. 
Cuando he intentado recordar algo, me ha sido muy difícil, se ve que mi cerebro durmiente no tiene todavía activadas las sinapsis de la memoria. 
    Estaba en estas un fín de semana cuando oí un comentario de algún afamado tertuliano, no lo puedo asegurar pero creo que fue Juan José Millás, que afirmó rotundo: “los fracasos a veces son una gran victoria” o algo parecido. Claro, rápidamente despertó la curiosidad del resto de tertulianos y posiblemente de muchos oyentes como yo. ¿Cómo es posible eso? Estamos hartos de ver como los políticos de turno transforman las derrotas electorales en triunfos, siempre encuentran alguna justificación, claro que al cabo de los días la realidad es testaruda y acaba poniéndoles en su sitio, comenzando entonces las lamentaciones. Razonó JJM de la siguiente manera, para que un  espermatozoide triunfe es necesario que fracasen millones de ellos!. Dicho en frío, lo primero que se nos ocurre es que ese mismo espermatozoide podría haber triunfado por sí mismo, pero si nos paramos a pensar esto es totalmente imposible o casi. Solo hay una vía (o muy pocas) de llegar a la meta con millones de caminos erróneos, por tanto la posibilidad de que uno de con el camino verdadero es cero (o casi) y así lo evidencia la realidad, con un espermatozoide seremos estériles. Se necesitan millones de exploradores para que uno de con la vía al óvulo. ¡Es cierto! muchos fracasos acaban con el gran éxito de la fecundación.
         Resulta fácil imaginar que en nuestra vida cotidiana sucede un poco lo mismo, ya que no podemos desdoblarnos en millones de nosotros si podemos repetir las experiencias una y otra vez, al fin y al cabo no morimos al primer intento como los espermatozoides!. Muchos pequeños fracasos en la vida nos van modelando y haciéndonos más resistentes a los siguientes fracasos, vamos aprendiendo a no volver a tropezar con la misma piedra (aunque ya sé que muchísimas veces tropezamos una y otra vez, porque no tenemos otro camino que tomar o no queremos tomar otro) para finalmente conseguir el éxito esperado. Si nos paramos un instante a reflexionar podremos advertir que nuestra vida es una sucesión de fracasos, pequeños o grandes, advertidos o inadvertidos, dolorosos o indoloros, fracasos en el amor, en los estudios, en el trabajo, en la familia.... en todos los ámbitos y el que no ha tenido reveses mal va. Esos formaran parte de los intolerantes a las frustaciones que tanto dolor producen a quien la padecen. Todos estos "fracasos" nos ha ido enseñando lo que es la vida y como navegar por ella. 
         Estaba en todo esto cuando recibí un "whatsapp"  nada menos que de mi amigo Balla, el chico senegalés del que ya escribí algo en otra ocasión, que ante la falta de perspectivas (fracasos?) en Tenerife decidió intentar una nueva aventura en Bilbao. Mientras estuvo cerca le ayudamos lo que pudimos y veo que no lo ha olvidado. El miércoles próximo anunció su llegada, le veremos y seguro que tendrá que contar nuevos fracasos que espero finalmente se hayan convertido en un éxito.

"No he fracasado. He encontrado 10000 soluciones que no funcionan"
Thomas Alva Edison