martes, 14 de febrero de 2012

La Melancolía y la cabra

Hay veces que me invade un estado de melancolía sin causa aparente. Es una especie de estado catatónico que me amordaza. Suele ocurrirme tras un periodo de estrés importante, es como si mi cuerpo y mente necesitaran un descanso antes de retomar la actividad normal. Esta vez, el estado melancólico me ha durado más de lo normal, tal vez influenciado por acontecimientos sociales que suceden a mi alrededor. Esta vez ha sido la famosa reforma laboral, ya dije que no se puede amputar un miembro sin aplicar un triste suero al paciente. Pues bien, veo que ya vamos por el segundo brazo y seguimos sin aplicar ningún suero al paciente, que me temo va empeorar más por el tratamiento que se le está aplicando. Mal asunto. Veo como aumenta la desesperación en la gente que es inexorablemente mandada a un reposo forzoso, pero ya no lo veo como algo lejano sino como algo próximo. Otras veces son los dramas humanos por enfermedades que minan al que las padece y sumen en la desazón a la familia.
Ayer me realizaron una encuesta de no se qué ministerio, en mi casa, duró una hora y media, ¡hasta tuve que usar la calculadora para responder a algunas cuestiones! Al final la amable encuestadora me ofreció una tarjeta regalo de 20 Euros, con la posibilidad de donarlos a Cáritas o Intermon. No me sentí capaz de aceptar esos mínimos 20 euros siendo la alternativa, la donación a estas entidades, ¡con la que está cayendo!. ¡para Cáritas! propuse. ¿sabe usted que es Intermón?- sí- repliqué. Si usted lo dona a Intermón se enviará una cabra a un niño de Mauritania, me respondió. Triste destino para la cabra, la pobre no tiene culpa de nada, así que me reafirmé en Cáritas. Esto me hizo reflexionar nuevamente a pesar de mi estado catatónico. Vemos como la calamidad se extiende pero creemos que nunca nos tocará a nosotros. Pero nadie está libre. Mi estado melancólico, a punto de recuperarse tuvo una recaída, que espero sea transitoria. Además hoy es el día de los enamorados, que como ya sabemos nos puede aumentar la tontuna. Así que aquí me tienen con mi melancolía a cuestas que no logro sacudirmela.

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