domingo, 27 de mayo de 2012

Dos historias de desvalidos

        Siento especial debilidad por los ancianos y los niños, dos grupos especialmente vulnerables a los abusos, por elloe tenemos que protegerlos por todos los medios. Así que aquí van dos historias, una sobre un anciano con un final no deseado y otra sobre un niño que muestra una gran ingenuidad o perspicacia, según como se mire.            
    Antonio es un paciente anciano que acudió a urgencias del hospital aquejado de un dolor intenso en la espalda, fue diagnosticado de un tumor que le comprimía la médula espinal  y que amenazaba con dejarle parapléjico. Es en este momento cuando le conocí, era un anciano filósofo, de buen conversar y con muchas vivencias a sus espaldas, daba gusto escucharle. Me gusta indagar en las vidas de los que por un motivo u otro van a estar a mi lado una temporada, creo que aumenta la confianza mutua y hace todo más fácil. La esposa era más joven que él, también me pareció una persona inteligente, comprensiva y con las ideas claras. Eran gente humilde. Pues bien la evolución no fue como quisiéramos, el paciente presentó una cicatriz abierta en la espalda con múltiples infecciones por horrendos gérmenes que obligaron a su aislamiento (secuestro en el hospital), la noticia buena es que el tratamiento fué eficaz y desapareció la amenaza de parálisis. Su deterioro fue rápido, tanto mental, porque los pacientes de edad con ingresos prolongados acaban desarraigandose y sufriendo trastornos mentales de todo tipo. A tal extremo llegó su situación, que muchos de mis compañeros abogaban por abandonar toda actitud activa y su derivación a la Unidad de Cuidados Paliativos. La familia se volvió algo inquisitoria ante la mala evolución de su familiar. Me negué en rotundo y bajo mi responsabilidad continuamos con las medidas activas, no sin sufrir las críticas de mis colegas. Seguí visitándole con regularidad, y cada día le preguntaba ¿Quien soy y como me llamo? Antonio rápidamente me ubico en mi posición profesional y empezó a llamarme Salvador, el primer día no le dí más importancia, los días sucesivos continuó llamándome Salvador, así que dí por bueno el nombre, lo importante era que supiera quien era no el nombre en sí mismo. Curiosa coincidencia porque estoy seguro que el no me llamaba Salvador por ser su salvador (que tampoco lo era) sino porque estaba convencido que era mi nombre, o ¿había algo en su subconsciente dado el interés que había tomado?. Lo que sí noté era como se iluminaba su cara cada vez que iba a verle y alguna que otra lágrima se le escapó alguna lágrima a pesar de se precario estado mental.

        Finalmente tras dos cirugías se consiguió solucionar el problema, mentalmente también mejoró de forma notable, ya estaba apto para ir a casa tras 6 meses de ingreso, ya no presentaba ningúan problema en especial. En este momento la familia se negó a llevárselo a su domicilio, estoy seguro que hubiera mejorado todavía mucho más. ¿Se habían acomodado a esta situación? o ¿había cambiado la situación familiar?, porque la esposa tan interesada al inicio y tan inquisitoria después ahora en el momento de la verdad ya no quiso saber nada. Así es la vida.
 El viernes pasado subí nuevamente a verle y Antonio ya no estaba, había sido trasladado a un centro de pacientes crónicos, sentí tristeza y rabia por no haberme podido al menos despedirme, algo de mí también se fue con el. Triste final para tan larga lucha.
  

     Ayoze es un niño de 12 años afecto de un tumor, estoy seguro se curará, solo falta el último pasito. Lo primero que hago cuando tengo que tratar a un niño es  ganarme su confianza, o al menos intentarlo. Ayoze es un niño mayor así que no se preveía que fuera a haber ningún problema. Ayoze es un niño enjuto, nervioso, sin un pelo por la quimioterapia, me pareció pequeño para su edad, sonriente y con una mirada avispada, muy colaborador. Algo inquieto se movía por la consulta y me escrutaba, como diciendo y este ¡que coño me va a hacer ahora!. Cuando íbamos solos por el pasillo le pregunté de qué equipo de fútbol era, tras dudar me contestó -¡del Tenerife!-. Me dije aquí hay gato encerrado porque casi todos los niños ahora son del Barcelona o Real Madrid (algo menos), quizá al verme de blanco ya intuía mis afinidades. Ayoze no soltaba prenda, hasta que al final me espetó  ¿y usted de que equipo es?, del Madrid, por supuesto respondí. Torció el gesto, le volví a preguntar y me respondió: -de Barca- y a continuación añadió: -Pero Doctor ¿verdad que no me va a hacer daño?-.  -No mi niño no, en este partido los dos vamos en el mismo equipo-. Ayoze me sonrió.


"La vida no se mide por las veces que respiras, sino por aquellos momentos que te dejan sin aliento"
Hitch

miércoles, 16 de mayo de 2012

El dinero para los deshauciados

       Nuevamente cunde el desánimo, si es que alguna vez lo habíamos recuperado, aparecen mensajes nada tranquilizadores, el paciente se agrava. Ahora son otra vez los bancos los que acaparan todos los titulares informativos, necesitan más dinero como consecuencia de su gran exposición al ladrillo, no se les puede dejar caer porque con ellos iría detrás todo el país. Nos dicen que la estabilidad financiera es fundamental y además también hay muchos ahorradores inocentes, hay que sostenerlos, bien.  El gobierno se apresta a ir en su ayuda con dinero que está intentando ahorrar de otros sitios como la sanidad y la educación, es posible que los gobernantes no tengan otra alternativa,  pero es muy difícil de explicar a la ciudadanía como se puede quitar dinero a la sanidad y educación y dárselo a los bancos y más inexplicable es aún que el dirigente del banco intervenido se vaya con una suculenta indemnización que vamos a pagar todos. Es muy posible además que estos bancos, a los cuales se les va a "inyectar" ingentes cantidades de dinero, continúen ejecutando las hipotecas impagadas y echando a la calle a quienes habitan dichas viviendas. Desahucio con dinero público, eso no se puede entender y no puede ser. Lo de privatizar las ganancias y socializar las pérdidas es un negocio redondo.
    ¿No existen otras posibles soluciones? se me acaba de ocurrir una, que como no soy un experto economista es posible que sea una barbaridad, todo lo que no va a favor de la banca suele ser una barbaridad, recordemos que la banca siempre gana, la banca en abstracto porque detrás de este nombre hay personas sin escrúpulos que son los que se forran. Demos el dinero a las familias que van a ser desahuciadas para que paguen al banco avaro, previo pacto de rebaja de intereses, porque los bancos (las personas que hay detrás) tampoco deben forrarse a nuestra costa. No se trata de regalar los pisos a estos pobres infelices atrapados en las desgracias, estos pisos pasarían a ser del Estado, siempre ha habido pisos de protección oficial y además es difícil que todo el mundo deje de pagar a la vez, en el peor de los casos sería un proceso paulatino. Obviamente el inquilino permanecería en la casa pagando un alquiler a su alcance.

       Se trataría de pasar el dinero a los bancos a través de los ciudadanos en apuros, sería el precio exacto y no una estimación como se hace ahora. Bueno, si esto no es posible, porque los banqueros argumentarán múltiples cosas en contra, que alguien nos lo explique clarito.
       ¡Ah!, se me olvidaba y los pisos que ya tienen por los desahucios que los saquen a la venta a precios asequible.

                                       
Hace mucho el dinero, mucho se le ha de amar
al torpe hace discreto y hombre de respetar
hace correr al cojo y al mudo le hace hablar
Quien no tiene dinero no es de sí señor

También al hombre necio y rudo labrador
dineros le convierten en hidalgo doctor
cuanto más rico es uno más grande es su valor
Quien no tiene dinero no es de si señor

Y si tienes dinero tendrás consolación
placeres y alegrías y del Papa ración
comprarás paraíso, ganarás la salvación
Donde hay mucho dinero hay mucha bendición

                                                                           Juan Ruiz Arcipreste de Hita

domingo, 6 de mayo de 2012

A todas las Madres


Lo que nunca querría haber escrito:

                 Hoy es el día de las Madres, por experiencia propio y ajena no hay un día mejor dedicado que este. Los hijos lo son todo para una madre que sería capaz de dar su vida por ellos, pero ¿es igual al revés? ¿son las madres todo para los hijos?. Creo que aquí se rompe la bidireccionalidad. No es que quiera ser agorero en este momento, es que veo a diario como las abnegadas madres, nuestras queridas madres, pasan de serlo todo, mientras son útiles a ser un estorbo cuando dejan de serlo. Toda generalización es injusta. Esto nos lleva al problema de los ancianos en nuestra sociedad actual. Anciano es sinónimo de persona desvalida y propicia para todo tipo de tropelías, son personas que lo han dado todo y deben protegerse por todos los medios.  Eso es en lo que se han convertido los ancianos, cuando ya no pueden valerse por sí mismos, cuando las enfermedades se ceban en ello, cuando la mente se les nubla, en estorbos. No son actos conscientes, nadie quiere hacer daño a "su madre" o padre, pero vamos postponiendo decisiones hasta el límite y finalmente si hay suerte una residencia es una salida digna que tranquiliza nuestras conciencias.


Lo que me gusta escribir:

                  Dios existe porque creó un ser maravilloso, inigualable, y le dió el nombre de Mujer. Enamorado de la perfección y amor de su creación le dió otro Don, el de ser Madre. Ahí no acabó la creación del Señor porque al darle la posibilidad de ser madre le añadió infinitas cualidades: ternura, amor, altruismo, bondad, tesón.... para poder dar vida y cuidarla. De esto también salió beneficiado otro ser de la creación el Hombre, que pudo tenerla como compañera y pudo disfrutar de la presencia de un ser excepcional, báculo fuerte ante la adversidad. ¿Qué sería del mundo sin las mujeres? posiblemente algo parecido al infierno. El futuro de nuestro mundo pasa por el desarrollo pleno de estas madres, de estas mujeres. No puede exitir un Eden terrenal sin que el principal ser de la creación tenga un intervención más directa más decisiva. Así que cuidemoslas y dejemoslas volar y que Dios las bendiga.

                              Enseñarás a volar...pero no volarán tu vuelo.
                              Enseñarás a soñar...pero no soñarán tus sueños.
                              Enseñarás a vivir...pero no vivirán tu vida.
                              Enseñarás a cantar...pero no cantarán tu canción.
                              Enseñarás a pensar...pero no pensarán como tú.
                              Pero sabrás que cada vez que ellos vuelen, sueñen,vivan, canten y piensen...
                              ¡Estará en ellos la semilla del camino enseñado y aprendido!


                                                  Madre Teresa de Calcuta

martes, 1 de mayo de 2012

Perderse en la ciudad

     Hay veces que a uno le apetece perderse, perderse en un bosque, en la ciudad o donde sea. Eso mismo es lo que me pasó esta mañana tras una noche de emoción con unos queridos amigos, tras invadirme la nostalgia.
   Quise perderme en el Museo del Prado, entre sus salas, contemplando El Descendimiento de Van Der Weyden viendo como sus figuras parecen salirse del cuadro expresando un dolor sobrecogedor. Viendo como sus lágrimas inundan la sala, tan reales, tan húmedas que dan ganas de sacar el pañuelo para enjugarlas. Siempre he sentido fascinación por esas lágrimas, lágrimas contenedoras de sufrimiento porque tal es el realismo que presenta.
     Contemplando las Meninas donde uno parece poder traspasar el cuadro, introducirnos en la sala y aconsejar al mismísimo Velazquez, qué mejor manera de perderse que trasportarse a otra época.
     El día estaba bueno y era festivo, buena ocasión pensé para perderme y aislarme de lo que me rodea. Solo, completamente solo. Ya en el metro noté algo extraño, había mucha gente para la hora y ocasión, malos augurios. Seguí mi trayecto y al salir del metro me encontré en medio de un tropel que caminaba en una dirección única, era la manifestación del Primero de Mayo. Mi gozo en un pozo, acabé perdido donde no quería, en medio de gente irritada por la situación, por la crisis, no la vi crispada, vi mucha resignación, pocos gritos, la gente caminando como ida, todos muy aseados quizá tratando de esconder las miserias de cada día, y por cierto se me olvidaba decir que el Museo estaba cerrado. Mala suerte pensé, aunque hay un refrán que dice "no hay mal que por bien no venga" y así debió ser.
     Acabé deambulando en la Cuesta de Moyano comprando un libro de un ilustre del barrio, Góngora, que vivió a escasos metros de allí, en el barrio de Las Letras. ¡Qué poético!. ¡3 euros me costó! rebajado por el uso, ¡qué buena muerte para un libro de poesía!, revendido harto de dar sus letras a todo el que ha tenido a bien pasar sus ojos entre sus páginas.
       Es lo que tiene intentar perderse en la ciudad, nunca se sabe como terminará el paseo.

     Abrí el libro al azar y para completar el circulo melancólico leí:

                                                     Lloraba la niña
                                                 (y tenía razón)
                                                 la prolija ausencia
                                                 de su ingrato amor.
                                                     Dejóla tan niña,
                                                 que apenas, creo yo,
                                                 que tenía los años
                                                 que ha que la dejó.
                                                     Llorando la ausencia
                                                 del galán traidor,
                                                  la halla la luna,
                                                  la halla el sol,
                                                  añadiendo siempre
                                                  pasión a pasión,
                                                  memoria a memoria,
                                                 dolor a dolor.
 
                                                 Llorad, corazón,   
                                                 que tenéis razón.

                                      D Luis de Góngora y Argote


Volví a casa no como fuí, sufrí unas pérdidas y tuve también unas ganacias, no fue mal negocio.